La Paciencia del Imam al-Husain (a.s.)

Se ha registrado que el Imam ‘Ali ibn al-Husain (a.s.) dijo: “Al-Husain solía decir: Si alguien me insulta en mi oído derecho y luego se disculpa en mi oído izquierdo, ciertamente que aceptaré su disculpa porque escuché al Amir al-Mu’minin ‘Ali ibn Abi Talib (a.s.) narrar un hadiz de mi abuelo (El Profeta Muhammad) que decía:
“Aquel que no acepte las disculpas, sean falsas o sinceras no llegará a la Fuente del kauzar (En el paraíso)”.
2. Se ha narrado que uno de los esclavos del Imam al-Husain (a.s.) había cometido una falta la cual merecía una rectificación. El Imam (a.s.) ordenó que el esclavo fuese castigado por esa falta. El esclavo le pidió perdón al Imam al-Husain (a.s.), leyendo unos versículos del Sagrado Corán. Le dijo: “Oh Amo mío, Dios el Exaltado ha revelado, “Y aquellos que contienen su ira”El Imam al-Husain (a.s.) contestó, “Déjenlo ir, He contenido mi ira”. El esclavo continuó recitando, “… y perdonan a los hombres”. El Imam (a.s.) dijo, “Te he perdonado”. El esclavo dijo, “Dios ama a los bienhechores”. El Imam dijo, “Eres libre en el camino de Dios”. Después de este suceso, el Imam al-Husain (a.s.) ordenó que le dieran un obsequio valioso al esclavo liberado.
El Imam a-Husain (a.s.) y su adoración a Dios

Ibn ‘Abd Rabbih narra que le preguntaron por ‘Ali ibn al-Husain (a.s.): “¿Por qué son tan poco la progenie de tu padre?” El Imam (a.s.) respondió “Me sorprendo, como fue que pudo engendrar hijos, debido a que siempre estaba imbuido en la oración de día y de noche. Solía realizar mil rakahs (unidades) de oración cada día. ¿Cómo pudo tener tiempo para mujeres?”.
Ibn Sabbagh Maliki narra que “Cuando al-Husain ibn ‘Ali (a.s.) rezaba, su color de piel palidecía”. Le preguntaron, “¿Qué es lo que te hace volverte así cuando estás rezando?”. El Imam (a.s.) contestó, “Ustedes no logran entender frente a quien estoy parado cuando rezo”.
Zamajshari escribió que algunas personas vieron a al-Husain ibn ‘Ali (a.s.) realizar la circunvalación a la Ka’bah (tawaf). Cuando llegó a la Estación de Ismael, realizó sus oraciones, después, colocó su rostro en la estancia de Ismael y comenzó a llorar y decía, “Tu humilde esclavo se encuentra en la puerta de Tu casa”. Por mucho tiempo, estuvo repitiendo estas frases. Después, cuando abandonaba ese lugar, dirigió su mirada hacia un grupo de gentes pobres que comían mendrugos de pan. El Imam al-Husain (a.s.) se dirigió hacia ellos y los saludó, diciendo “assalamualaikum”. Ellos respondieron su saludo y lo invitaron a comer con ellos. Se sentó pero no tomó del alimento. Él dijo, “si vuestro alimento no hubiese sido de caridad (sadaqah) habría comido de él”. Luego les dijo, “Levántense y vengan conmigo a mi casa”. Cuando llegaron a su casa, el Imam al-Husain (a.s.) les dio comida y ropas.
Se narra que ‘Abd Al-lah ibn ‘Ubayd ibn ‘Umar dijo: “al-Husain ibn ‘Ali (a.s.) realizó el Hayy (Peregrinación a Meca) 25 veces a pie, a pesar de estar acompañado de sus mejores y más finos caballos”.
Ibn ‘Ab al- Barr dijo; “Al-Husain (a.s.) era un hombre muy religioso y erudito. Ayunaba, oraba y peregrinaba demasiado”
En su propia cadena de transmisión (sanad), Tabari narra que Dahlak ibn ‘Ab Al-lah Mashriqi dijo: “Cuando la desgracia llegó a Karbalá, al-Husain (a.s.) y sus compañeros pasaron toda la noche orando, pidiendo perdón, suplicando y buscando a Al-lah…”.
Nacimiento del Imam Husain (a.s.)

Ibn ‘Abd-al-Barr escribió que “Al-Husain (a.s.) es el hijo de ‘Ali Ibn Abu Talib (a.s.) y de Fátima (a.s.) la hija del Profeta (P). Su apodo es Aba ‘Abd-Al-lah. Nació el 5 de Sha’ban probablemente en el tercer o cuarto año de la Hégira. Esta es la opinión popular que se tienen entre la mayoría de sus compañeros.
En el libro titulado Akhbar al-Duwal dice que cuando nació Al-Husain, le informaron al Profeta de esta alegre noticia. Se dirigió a la casa de Fátima (a.s.) y pidió ver al niño y lo tomó en sus brazos. El Profeta le recitó el primer Azan (llamado a la oración) en el oído derecho y el Iqamah (el llamado preludio a la oración) en su oído izquierdo. El Ángel Gabriel llegó donde el Profeta (P) y le manifestó las ordenes de parte de Al-lah, diciéndolo que el recién nacido debería ser llamado al-Husain (a.s.). Pasó lo mismo que cuando nació al-Hasan (a.s.).
Sibt Ibn al-Yawzi dice: “Su apodo es Aba ‘Abd-Al-lah. Ta mbién le dieron los títulos de Sayyid Wafiyy, Waliyy, Sibt, el Mártir (Shahid) de Karbalá”.
Hermosa canción para el natalicio de nuestro amado Imam Husain(P)
Plegaria para los momentos difíciles, así como ante la pena
¡Oh, Aquel a través de Quien se abren los nudos de las desgracias y las dificultades! ¡Oh, Aquel a través de Quien se quiebra la rigidez de los problemas!
¡Oh, Aquel a Quien se le pide la salida de la estrechez hacia el alivio!.
Las dificultades resultan allanadas por Tu poder; los recursos son establecidos a través de Tu favor; el decreto es puesto en marcha a través de Tu autoridad; todo anda según Tu voluntad.
Y todo acepta Tu orden y se ejecuta según Tu deseo, sin que les digas
nada, sin necesidad de expresar Tu mandato con la palabra, y todos se ajustan acorde a Tu intención, sin que expreses la prohibición.
Tú eres invocado para resolver los problemas que el ser humano por sí mismo no puede solucionar. Tú eres el refugio en las desgracias. No se rechaza de las dificultades excepto aquello que Tú rechazas, y no se aparta de ellas sino lo que Tú apartas.
Entonces, ¡oh, Señor! Ha surgido para mí algo cuyo peso me agobia y se ha caído sobre mí un problema cuya carga me ha agotado.
Tú con Tu poder me has impuesto esto. Tú con Tu dominio lo has inclinado hacia mí Luego, no existe quien pueda hacer retornar aquello que Tú has hecho ingresar; no existe quien pueda cambiar y modificar aquello que Tú has impuesto; no existe quien pueda abrir aquello que Tú has cerrado; no existe quien pueda cerrar aquello que Tú has abierto; no existe quien pueda facilitar aquello que Tú has hecho difícil, y no existe ningún ayudante para quien Tú has humillado.
Entonces, bendice a Muhammad y a su familia, y abre para mí, ¡oh Señor!, la puerta del alivio con Tu misericordia, quebrando el reino de la tristeza con Tu fuerza. Haz que tenga una buena visión sobre aquello por lo cual me he quejado y haz que deguste la dulzura del beneficio de lo que Te he pedido.
Otórgame de Tu parte la misericordia y la tranquilidad fácilmente, y por Tu gracia establece el rescate y la liberación rápidamente.
No hagas que me distraiga interesándome en algo que me prive de cumplir con las obligaciones y actos meritorios hacia Ti.
¡Oh, Señor! Estoy agotado por lo que me ha sucedido, y estoy lleno de
pena y tristeza por cargar con aquello que me ha ocurrido. Tú eres poderosísimo para apartar mis dificultades y rechazar lo que me ha acaecido. Entonces, Te pido que hagas todo esto, aunque ante Ti yo no sea merecedor de esto. ¡Oh, dueño del Trono Inmenso