El Imam a-Husain (a.s.) y su adoración a Dios
Ibn ‘Abd Rabbih narra que le preguntaron por ‘Ali ibn al-Husain (a.s.): “¿Por qué son tan poco la progenie de tu padre?” El Imam (a.s.) respondió “Me sorprendo, como fue que pudo engendrar hijos, debido a que siempre estaba imbuido en la oración de día y de noche. Solía realizar mil rakahs (unidades) de oración cada día. ¿Cómo pudo tener tiempo para mujeres?”.
Ibn Sabbagh Maliki narra que “Cuando al-Husain ibn ‘Ali (a.s.) rezaba, su color de piel palidecía”. Le preguntaron, “¿Qué es lo que te hace volverte así cuando estás rezando?”. El Imam (a.s.) contestó, “Ustedes no logran entender frente a quien estoy parado cuando rezo”.
Zamajshari escribió que algunas personas vieron a al-Husain ibn ‘Ali (a.s.) realizar la circunvalación a la Ka’bah (tawaf). Cuando llegó a la Estación de Ismael, realizó sus oraciones, después, colocó su rostro en la estancia de Ismael y comenzó a llorar y decía, “Tu humilde esclavo se encuentra en la puerta de Tu casa”. Por mucho tiempo, estuvo repitiendo estas frases. Después, cuando abandonaba ese lugar, dirigió su mirada hacia un grupo de gentes pobres que comían mendrugos de pan. El Imam al-Husain (a.s.) se dirigió hacia ellos y los saludó, diciendo “assalamualaikum”. Ellos respondieron su saludo y lo invitaron a comer con ellos. Se sentó pero no tomó del alimento. Él dijo, “si vuestro alimento no hubiese sido de caridad (sadaqah) habría comido de él”. Luego les dijo, “Levántense y vengan conmigo a mi casa”. Cuando llegaron a su casa, el Imam al-Husain (a.s.) les dio comida y ropas.
Se narra que ‘Abd Al-lah ibn ‘Ubayd ibn ‘Umar dijo: “al-Husain ibn ‘Ali (a.s.) realizó el Hayy (Peregrinación a Meca) 25 veces a pie, a pesar de estar acompañado de sus mejores y más finos caballos”.
Ibn ‘Ab al- Barr dijo; “Al-Husain (a.s.) era un hombre muy religioso y erudito. Ayunaba, oraba y peregrinaba demasiado”
En su propia cadena de transmisión (sanad), Tabari narra que Dahlak ibn ‘Ab Al-lah Mashriqi dijo: “Cuando la desgracia llegó a Karbalá, al-Husain (a.s.) y sus compañeros pasaron toda la noche orando, pidiendo perdón, suplicando y buscando a Al-lah…”.