Un estudio sobre la vida de Fátima Zahra (P), la hija inmaculada del Profeta del Islam
El Profeta (PB) con entusiasmo recibió el nacimiento de la Inmaculada Fátima (P), percibió desde el mundo de lo oculto que su nueva hija tendría o gozaría de una elevada posición en la tierra y en el cielo, tanto que sería inigualable en pureza, castidad, fe y conocimiento por las otras mujeres de la tierra y que su pura descendencia vendría a través de ella. Él estaba encantado a causa del nacimiento de su pura hija y la amó sinceramente desde que nació hasta que murió.
Cuando el Profeta (PB) fue informado que Jadiya (quiera Dios estar complacida con ella) había dado a luz a Fátima (P), se fue a la casa rápidamente, tomó a su hija recién nacida, la besó, recitó el azan (llamado a la oración) en su oído derecho y el iqama (preludio a la oración) en su oído izquierdo.
La primera voz que Fátima (P) escuchó fue la de su padre, el Mensajero de Dios (PB), y la primera palabra que ella escucho fue “Dios es grande, y no hay más Dios que Dios”. Gabriel (P) descendió donde el Profeta, trayéndole los saludos y las bendiciones de Dios Todopoderoso para la recién nacida.
Los historiadores dicen que Fátima (P) había sido creada de un fruto del paraíso. En la noche de la ascensión del profeta a los cielos, Dios alimentó al Profeta Muhammad (P) con las frutas del paraíso y Fátima (P) fue engendrada de estas frutas.
La fecha de su nacimiento
Los historiadores difieren acerca de la fecha del nacimiento de Fátima (P), aquí citamos algunas:
Cinco años antes de la profecía de su padre y tres años antes de la ascensión a los cielos, el veinte de Jumada al-Aakhirah, el viernes.
Un año después de la profecía de su padre.
Cinco años antes de la profecía de su padre, esta narración es ignorada.
Algunos libros de historia mencionan que Fátima (P) habría nacido antes de la profecía de su padre, pero sin mencionar el año y el mes de su nacimiento.
Hay otros dichos acerca de su nacimiento, pero el verdadero es el primero que mencionamos el cual determina que murió a los 18 años.
El lugar de nacimiento
Fátima (P) nació en la Meca en la casa de Jadiya. La casa estaba situada en la calle de los perfumes y ahora es una mezquita.
Su nombre
El Profeta (PB) llamó a su hija recién nacida Fátima (P), al igual que la madre del Imam Ali (P). Se relata de Ahlul Bait (P), que una vez el Imam Ali (P) preguntó al Profeta, o Mensajero de Dios ¿por qué llamaste a Fátima (P) así?
El Profeta (PB) dijo: Porque ella y sus seguidores están exentos del fuego.
Sus epítetos
A Fátima (P) la mejor de las mujeres del universo, se le atribuyen muchos epítetos los cuales expresan las grandes cualidades que ella poseía. Los siguientes son algunos de estos:
As-Sadiqah
La mujer confiable, ella fue la más confiable en el mundo.
Al-Mubarakah
Significa mujer bendecida. Dios, la bendijo a ella y a toda su Descendencia en la tierra.
Agentes purificadores
Si el cuerpo o las ropas se vuelven impuros, pueden ser limpiados de distintas maneras. Lo mejor es limpiarlos con agua. “Dios envía agua del cielo para purificaros…” (8:11)
Hay algunos puntos importantes relacionados con los agentes purificadores.
Un “kur” de agua es aproximadamente igual a 384 litros. Un “kur” de agua no se vuelve impuro por entrar en contacto con algo sucio, a menos que ca mbien su gusto, olor o color. Sin embargo, cualquier cosa sucia se puede volver purificada en esa agua.
Un utensilio o cualquier otro objeto impuro deberá ser lavado tres veces con agua pura para purificarlo (para lo cual se derramará agua sobre el objeto). Por supuesto, es necesario que estos lavados sean hechos después que haya sido sacada la impureza del caso. Pero si un perro ha lamido un utensilio o comido o bebido de él, en primer lugar habría que fregarlo con arcilla y luego lavarlo con agua pura (como la que suma al menos un “kur” de volumen o el agua corriente).
Si llueve sobre un objeto impuro que no contiene la impureza que lo ensució, se vuelve puro.
Si como resultado de caminar sobre una tierra impura la suela de los zapatos o las plantas de los pies se vuelven impuros, pueden ser vueltos puros caminando sobre tierra seca hasta que la impureza original se remueva y no es necesario entonces el lavado.
Si la tierra, un edificio, una ventana, una puerta o cualquier otro objeto fijo queda impuro, queda nuevamente puro después que la impureza original es apartada y el lugar ensuciado, si está húmedo, se seca con los rayos directos del sol.
Si una cosa impura es transformada en una cosa pura, por ejemplo un pedazo de madera impura se lo vuelve ceniza después de haberlo quemado o una bebida alcohólica es transformada en vinagre, automáticamente se vuelven puras.
Si el cuerpo de un animal se ensucia con alguna impureza original, como sangre o con algo que lo ha vuelto impuro, por ejemplo agua sucia, se vuelve puro tan pronto como la sustancia es eliminada del mismo. Lo mismo ocurre con las partes interiores del ser humano como la boca y las fosas nasales. Se tornan puras eliminando la impureza original.
LIMPIEZA
El Islam ha dado tanta importancia a la limpieza que esta ha sido considerada un objetivo de la fe. El Corán dice recomen-dando la pureza y la limpieza:
“Dios no quiere imponeros ninguna carga, sino purificaros y completar Su gracia en vosotros. Quizás, así, seáis agradecidos.” (5:6)
“…Dios ama a los que se arrepienten. Y ama a los que se purifican.” (2:222)
Se narra que el santo Profeta del Islam ha dicho que la limpieza es parte de la fe.
El Islam ha exhortado al pueblo de muchas maneras a la limpieza de sus utensilios, ropa, cuerpo, pelo, dientes, agua de beber, agua para la ablución y para el baño, lugar de residencia, calles, plazas públicas, alimento y todas las demás cosas de uso humano. Una serie de dichos del Profeta Y los Imames adscriben al mal todas las cosas sucias e impuras, o que son causa de enfermedad (por ejemplo, los microbios), y describen todas esas cosas como causa de pobreza y miseria. Reproducimos a continuación algunos dicho del libro titulado “Uasa’il Al Shi‘ah”.
Algunas cosas impuras
Algunas cosas impuras son las siguientes:
La orina y los excrementos humanos y de todos los animales. La carne legalmente comestible que tiene derrames de sangre (es decir, la propia sangre suya que le quedó al ser sacrificado el animal por corte de una vena, etc.). El semen, los cuerpos muertos (o sea: no sacrificados según la especificación islámica) y la sangre de cualquier humano o animal que se haya derramado (como producto de un corte, una herida, etc.), independientemente en el último caso de que sea legalmente comestible o no. (Solamente los cuerpos humanos quedan puros después de haber sido lavados de acuerdo a la ceremonia correspondiente).
Los perros y cerdos que viven en la tierra. Su pelo y todos los fluidos segregados por ellos son asimismo impuros.
El vino y todos los otros embriagantes o intoxicantes.
Si una cosa pura entre en contacto con otra cosa impura mientras una de ellas o ambas son mojadas y la humedad de una filtra hasta la otra, la cosa pura se vuelve ta mbién impura. El alimento impuro no puede purificarse hirviéndolo o calentándolo.
Está prohibido comer o beber una cosa impura. Ta mbién está prohibido alimentar a otro con ello, aunque sea un niño.
Está prohibido ensuciar una hoja de papel sobre la que está escrito el nombre de Dios (Allah, en lengua árabe), o un versículo del Santo Corán. Si se ensucia o se hace impuro, debe ser purificado con agua inmediatamente.
Está prohibido ensuciar el piso, el cielo raso, el techo y las paredes de una mezquita. Si se encontrara sucio cualquiera de ellos, la suciedad debe ser removida de inmediato.
La ropa de una persona que va a orar debe estar: a) limpia, b) ser conforme a lo prescripto (en cuanto a pudicia, recato y lujo), c) no contener ninguna parte de tejido de animal muerto (no sacrificado) en su textura, d) no contener ninguna parte de animal legalmente incomestible, e) no ser de seda pura y f) no contener hilos de oro (las dos últimas disposiciones se aplican a los varones solamente, quienes no se deben adornar con ornamentos de oro).
Una persona que tiene una herida o una úlcera supurante, no puede ofrecer su oración con su cuerpo o ropa manchada por la sangre, hasta el momento que la herida, la emanación de sangre o la úlcera cicatrice. Si ello trae problemas al resto de la gente, en tal circunstancia lavar o cambiar la ropa.
Dios, los ángeles y los dotados de sabiduría testimonian que no hay divinidad más que Él, y que es Establecedor de la equidad
شَهِدَ اللّهُ أَنَّهُ لآ إِلَهَ إِلاَّ هُوَ وَالْمَلآَئِكَةُ وَاُوْلُواْ الْعِلْمِ قَآئِماً بِالْقِسْطِ
«Dios, los ángeles y los dotados de sabiduría testimonian que no hay divinidad más que Él, y que es Establecedor de la equidad».[Âal ‘Imrân; 3: 18]
Además de las aleyas mencionadas, el intelecto dictamina claramente la Justicia Divina, puesto que la Justicia es un Atributo de perfección, y la opresión es un atributo que implica defecto. El intelecto juzga que Dios reúne la totalidad de los Atributos de perfección, y que está exento de cualquier falta o defecto tanto en lo que hace a Su esencia como a Sus actos.
Básicamente, la opresión se origina a partir de uno de los tres siguientes factores:
La ignorancia del ejecutante de lo indigno de oprimir.
El hecho de que el ejecutante tenga la necesidad de oprimir a sabiendas de lo indigno del acto, o bien sea impotente de actuar con justicia.
El hecho de que el ejecutante sea necio y carezca de sapiencia, por lo que ni siquiera considera que no debe realizar actos de opresión a pesar de estar conciente de lo indigno de ello, y a pesar de estar capacitado para actuar con justicia.
Obviamente que ninguno de estos factores tiene cabida en la Sagrada Esencia Divina, puesto que Él está exento de la ignorancia, la impotencia, la necesidad y la necedad, y es por eso que todos Sus actos se caracterizan por estar basados en la justicia y la sapiencia.
El Sheij As-Sadûq ha señalado esto diciendo:
“La prueba de que de Él, Imponente y Majestuoso, no surge la opresión ni la práctica, es el hecho de que se ha establecido que Él, Bendecido y Elevado Sea, es Sempiterno, Innecesitado y Sapientísimo que no ignora nada en absoluto, en tanto que la opresión no la efectúa sino aquel que ignora lo execrable de la misma, o aquel que necesita de la misma para obtener un beneficio”.[At-Tawhîd de As-Sadûq, pp.396-397]
Así ta mbién el Muhaqqiq Nasîruddin At-Tûsî, ha señalado esto diciendo:
“Su condición de innecesitado y Sapientísimo indica que lo execrable no tiene cabida en sus actos, Elevado Sea”.
Considerando esas aleyas, los musulmanes son unánimes en establecer el Atributo de Justicia para Dios, Elevado Sea, y creer en su condición de Justo, sólo que han discrepado en lo concerniente a la explicación de lo que implica “la Justicia Divina”, y cada grupo ha adoptado una de las siguientes dos posturas:
A- El sano intelecto humano entiende por sí mismo lo bueno y malo de los actos, y considera lo bueno de un acto como señal de la perfección de su ejecutor, y al acto malo como señal de defecto en su ejecutante, y desde que Dios por esencia reúne la totalidad de los Atributos de perfección, es por eso que Su acción es perfecta y loable, y por lo que Su Sagrada Esencia se encuentra exenta de realizar cualquier acto vil.
Es adecuado mencionar aquí que el intelecto nunca emite un juicio respecto de Dios, y no dice que Dios “debe” ser Justo, sino que lo que la razón hace aquí es descubrir la realidad de la acción de Dios, o sea que, considerando la Perfección Absoluta de Dios, y Su condición de Exento de cualquier defecto o falta, descubre que Su acción, asimismo, se encuentra en la culminación de la perfección, y así ta mbién que se encuentra exento de defecto, y por consiguiente trata a Sus siervos con justicia, y no oprime a ninguno de ellos en absoluto.
Las aleyas coránicas mencionadas a este respecto en realidad corroboran y ratifican lo que el ser humano ha concluido a través de su intelecto.
Esto es lo que en la teología islámica se ha denominado como la cuestión de “lo racionalmente bueno o malo”. Aquellos que sostienen ello son llamados al-‘adlîîah (los partidarios de la Justicia Divina), en cuya vanguardia se encuentran los shiítas imamitas duodecimanos.
B- En contraposición a esta teoría existe otra que sostiene que el intelecto y la razón del ser humano es incapaz de inferir lo bueno y lo malo de los actos, ni siquiera en forma general, y restringe a la Revelación Divina la vía para conocer lo bueno y lo malo, de manera que, aquello que Dios ordena es bueno, y aquello que prohíbe es malo.
Según esta teoría, si Dios ordenara arrojar a una persona inocente al Fuego, o hacer ingresar a un pecador al Paraíso, eso sería la bondad y la justicia misma. Este grupo sostiene que describir a Dios con el Atributo de Justicia sólo es porque en el Sagrado Corán se ha mencionado tal Atributo.