Algunas cosas impuras
Algunas cosas impuras son las siguientes:
La orina y los excrementos humanos y de todos los animales. La carne legalmente comestible que tiene derrames de sangre (es decir, la propia sangre suya que le quedó al ser sacrificado el animal por corte de una vena, etc.). El semen, los cuerpos muertos (o sea: no sacrificados según la especificación islámica) y la sangre de cualquier humano o animal que se haya derramado (como producto de un corte, una herida, etc.), independientemente en el último caso de que sea legalmente comestible o no. (Solamente los cuerpos humanos quedan puros después de haber sido lavados de acuerdo a la ceremonia correspondiente).
Los perros y cerdos que viven en la tierra. Su pelo y todos los fluidos segregados por ellos son asimismo impuros.
El vino y todos los otros embriagantes o intoxicantes.
Si una cosa pura entre en contacto con otra cosa impura mientras una de ellas o ambas son mojadas y la humedad de una filtra hasta la otra, la cosa pura se vuelve ta mbién impura. El alimento impuro no puede purificarse hirviéndolo o calentándolo.
Está prohibido comer o beber una cosa impura. Ta mbién está prohibido alimentar a otro con ello, aunque sea un niño.
Está prohibido ensuciar una hoja de papel sobre la que está escrito el nombre de Dios (Allah, en lengua árabe), o un versículo del Santo Corán. Si se ensucia o se hace impuro, debe ser purificado con agua inmediatamente.
Está prohibido ensuciar el piso, el cielo raso, el techo y las paredes de una mezquita. Si se encontrara sucio cualquiera de ellos, la suciedad debe ser removida de inmediato.
La ropa de una persona que va a orar debe estar: a) limpia, b) ser conforme a lo prescripto (en cuanto a pudicia, recato y lujo), c) no contener ninguna parte de tejido de animal muerto (no sacrificado) en su textura, d) no contener ninguna parte de animal legalmente incomestible, e) no ser de seda pura y f) no contener hilos de oro (las dos últimas disposiciones se aplican a los varones solamente, quienes no se deben adornar con ornamentos de oro).
Una persona que tiene una herida o una úlcera supurante, no puede ofrecer su oración con su cuerpo o ropa manchada por la sangre, hasta el momento que la herida, la emanación de sangre o la úlcera cicatrice. Si ello trae problemas al resto de la gente, en tal circunstancia lavar o cambiar la ropa.
Dios, los ángeles y los dotados de sabiduría testimonian que no hay divinidad más que Él, y que es Establecedor de la equidad
شَهِدَ اللّهُ أَنَّهُ لآ إِلَهَ إِلاَّ هُوَ وَالْمَلآَئِكَةُ وَاُوْلُواْ الْعِلْمِ قَآئِماً بِالْقِسْطِ
«Dios, los ángeles y los dotados de sabiduría testimonian que no hay divinidad más que Él, y que es Establecedor de la equidad».[Âal ‘Imrân; 3: 18]
Además de las aleyas mencionadas, el intelecto dictamina claramente la Justicia Divina, puesto que la Justicia es un Atributo de perfección, y la opresión es un atributo que implica defecto. El intelecto juzga que Dios reúne la totalidad de los Atributos de perfección, y que está exento de cualquier falta o defecto tanto en lo que hace a Su esencia como a Sus actos.
Básicamente, la opresión se origina a partir de uno de los tres siguientes factores:
La ignorancia del ejecutante de lo indigno de oprimir.
El hecho de que el ejecutante tenga la necesidad de oprimir a sabiendas de lo indigno del acto, o bien sea impotente de actuar con justicia.
El hecho de que el ejecutante sea necio y carezca de sapiencia, por lo que ni siquiera considera que no debe realizar actos de opresión a pesar de estar conciente de lo indigno de ello, y a pesar de estar capacitado para actuar con justicia.
Obviamente que ninguno de estos factores tiene cabida en la Sagrada Esencia Divina, puesto que Él está exento de la ignorancia, la impotencia, la necesidad y la necedad, y es por eso que todos Sus actos se caracterizan por estar basados en la justicia y la sapiencia.
El Sheij As-Sadûq ha señalado esto diciendo:
“La prueba de que de Él, Imponente y Majestuoso, no surge la opresión ni la práctica, es el hecho de que se ha establecido que Él, Bendecido y Elevado Sea, es Sempiterno, Innecesitado y Sapientísimo que no ignora nada en absoluto, en tanto que la opresión no la efectúa sino aquel que ignora lo execrable de la misma, o aquel que necesita de la misma para obtener un beneficio”.[At-Tawhîd de As-Sadûq, pp.396-397]
Así ta mbién el Muhaqqiq Nasîruddin At-Tûsî, ha señalado esto diciendo:
“Su condición de innecesitado y Sapientísimo indica que lo execrable no tiene cabida en sus actos, Elevado Sea”.
Considerando esas aleyas, los musulmanes son unánimes en establecer el Atributo de Justicia para Dios, Elevado Sea, y creer en su condición de Justo, sólo que han discrepado en lo concerniente a la explicación de lo que implica “la Justicia Divina”, y cada grupo ha adoptado una de las siguientes dos posturas:
A- El sano intelecto humano entiende por sí mismo lo bueno y malo de los actos, y considera lo bueno de un acto como señal de la perfección de su ejecutor, y al acto malo como señal de defecto en su ejecutante, y desde que Dios por esencia reúne la totalidad de los Atributos de perfección, es por eso que Su acción es perfecta y loable, y por lo que Su Sagrada Esencia se encuentra exenta de realizar cualquier acto vil.
Es adecuado mencionar aquí que el intelecto nunca emite un juicio respecto de Dios, y no dice que Dios “debe” ser Justo, sino que lo que la razón hace aquí es descubrir la realidad de la acción de Dios, o sea que, considerando la Perfección Absoluta de Dios, y Su condición de Exento de cualquier defecto o falta, descubre que Su acción, asimismo, se encuentra en la culminación de la perfección, y así ta mbién que se encuentra exento de defecto, y por consiguiente trata a Sus siervos con justicia, y no oprime a ninguno de ellos en absoluto.
Las aleyas coránicas mencionadas a este respecto en realidad corroboran y ratifican lo que el ser humano ha concluido a través de su intelecto.
Esto es lo que en la teología islámica se ha denominado como la cuestión de “lo racionalmente bueno o malo”. Aquellos que sostienen ello son llamados al-‘adlîîah (los partidarios de la Justicia Divina), en cuya vanguardia se encuentran los shiítas imamitas duodecimanos.
B- En contraposición a esta teoría existe otra que sostiene que el intelecto y la razón del ser humano es incapaz de inferir lo bueno y lo malo de los actos, ni siquiera en forma general, y restringe a la Revelación Divina la vía para conocer lo bueno y lo malo, de manera que, aquello que Dios ordena es bueno, y aquello que prohíbe es malo.
Según esta teoría, si Dios ordenara arrojar a una persona inocente al Fuego, o hacer ingresar a un pecador al Paraíso, eso sería la bondad y la justicia misma. Este grupo sostiene que describir a Dios con el Atributo de Justicia sólo es porque en el Sagrado Corán se ha mencionado tal Atributo.
¿Por qué Irán es capaz de plantar cara a la Arrogancia?
Una medida para mejorar la vida
Dijo el Imam Sadiq (P):
“Lo mejor de las condiciones de la vida y la conducta, requiere de una medida cuyas dos terceras partes estén llenas de conciencia y una tercera parte esté llena de indiferencia.”
(Ref. Tuhaf al-‘Ugul, pág. 267)
Breve explicación
No se puede emprender ningún proyecto sin estudios, plan y medición de consecuencias. Por otro lado, en cada proyecto se requiere de un nivel de indiferencia para que el trabajo no se detenga por cualquier problema. Es decir; si nosotros quisiéramos trabajar sin suficientes estudios y cuidado, por supuesto iríamos al fracaso. Por otro lado, si quisiéramos prever cualquier aspecto de un asunto y prepararnos para cualquier incidente probable que podría ocurrir durante el proyecto, no podríamos hacerlo fácilmente; ya que se necesitarían de muchos años de estudio para decidir acerca de un sólo proyecto. Lo mismo ocurre con la decisión sobre los amigos, los socios y el conyugue que elegimos. Por ello, el Imam (P) dijo, se necesitan dos terceras partes de conciencia y una tercera parte de indiferencia.
La mujer que no cubre sus adornos durante la oración
Pregunta ¿Cuál es la tarea de una mujer que no ha cubierto los adornos que debía cubrir durante la oración?
Respuesta: Si la mujer no conocía esta ley, no necesita repetir las oraciones que ha realizado anteriormente en esta forma. Sin embargo, si no los ha cubierto intencionalmente (a sabiendas de que los debía cubrir), según la precaución obligatoria, debe repetir las oraciones que ha realizado en esta forma.