Testimonio histórico; otra prueba para la condición de innata del hiÿâb
Quienes analizaron la vida del ser humano y su evolución creen que éste, desde su surgimiento, ha intentado preparar para sí una vestimenta adecuada. Esta vestimenta comenzó con las hojas de los árboles y paulatinamente se perfeccionó.
El hiÿâb en la cultura de los pueblos e ideologías del mundo De acuerdo al testimonio de los textos históricos, en la mayoría de los pueblos y credos del mundo el uso del hiÿâb era común entre las mujeres, y jamás desapareció aunque a veces ha sufrido altibajos.
Los historiadores mencionan muy poco a los pueblos primitivos en los que sus mujeres no tenían hiÿâb. Son tan ínfimos que al momento de comparar no merecen ser mencionados, por lo tanto podemos afirmar que la generalización del uso del hiÿâb en los diferentes pueblos con diferentes creencias, religiones y condiciones geográficas, ndica que la tendencia hacia el hiÿâb es algo natural, pudiéndose alegar que en los pocos pueblos primitivos en los cuales era usual la desnudez, fue la existencia de algunos obstáculos lo que impidió el florecimiento de sus capacidades naturales e innatas.
La mayoría de los historiadores e investigadores han hecho referencia a la expansión del uso del hiÿâb entre las mujeres.
Leemos en la Enciclopedia Larousse: “Las mujeres griegas en épocas pasadas cubrían sus rostros y sus cuerpos hasta encima de los pies. Las mujeres fenicias utilizaban unos hiÿâb de color rojo”.
El tema del hiÿâb se observa en las palabras de los más antiguos escritores griegos.
Agrega Larousse: “El hiÿâb existió entre las mujeres de Siberia y los habitantes de Asia Menor y entre las mujeres de la ciudad de Mad (persas y árabes). Las romanas usaban un hiÿâb más estricto.”
En su libro, Will Durant, habla de un hiÿâb estricto que existía entre las mujeres de la Nueva Bretaña y la isla de Borneo.
El filósofo occidental Bertrand Russell, en su libro “Matrimonio y Moral”, habla de un hiÿâb estricto que usaban las mujeres.