Ruqayyah, una de las hijas del Imam Husain (P)
Se ha narrado que el Imam Husain (la paz sea con él) tuvo 10 hijos: seis varones y cuatro hembras. El nombre de la honorable Ruqayyah (P) se ha mencionado varias veces en los libros de historia. Por ejemplo, Muhammad Ibn Talha al-Shafe’i menciona que el Imam Husain (P) tenía cuatro hijas; y entre ellas se encontraba Ruqayyah.
Ta mbién, en el libro de Lubab al-Ansab se escribe: “Después del suceso de Ashûra, no quedaron con vida los hijos del Imam Husain (P), a excepción del Imam Sayyad (P), Fátima, Sukainah y Ruqayyah.”
Se ha mencionado en el libro de al-Luhuf que cuando el Imam Husain (P) quiso despedirse de sus familiares en el día de Ashûra, llamó a las mujeres de su familia, mencionando los nombres de Zainab (P), Umm Kulzum (P), Ruqayyah (P), Fátima bint al-Husain (P) y Rubab (P).
Ruqayyah (P) era la hija de tres años del Imam Husain (P) quien estuvo presente en Karbala el día de Ashura. Ella fue tomada cautiva después de la tragedia de Ashura, y alcanzó el martirio 25 días después, en el quin to día del mes de Safar.
En el libro “Muntajab Al-Tawarij” se afirma: Una de las tumbas ubicadas en Siria es la tumba de la honorable Ruqayyah bint al-Husain (P). El Sheij Muhammad Ali Shami narra:
Mi abuelo Seyyed Ibrahim Damashqi tuvo tres hijas. Una noche su hija mayor soñó con la honorable Ruqiyyah (P) y ella le dijo en el sueño: “Dile a tu padre que informe al Gobernador de Sham que venga a reparar mi tumba ya que ha caído agua en ella.” La niña le contó a su padre sobre el sueño, pero su padre no le prestó atención. En la segunda noche, la segunda hija del Sayyed y en la tercera noche, la tercera hija del Sayyed tuvieron el mismo sueño, y en la cuarta noche, el propio Seyyed Ibrahim soñó con el Profeta (PBD) y él le dijo en el sueño: “¿Por qué no informas al gobernador?”
El día siguiente, el Sayyed fue ante el gobernador de Sham y le contó la historia. El gobernador ordenó que se reunieran los eruditos shiítas y suníes y finalmente decidieron abrir la tumba. El mismo Sayyed cavó la tumba, y sacó el cuerpo de la niña, mientras que estaba sana e intacta. Ellos repararon la tumba y la colocaron en ella de nuevo. Se ha narrado que después de terminar el trabajo, Seyyed le pidió a Dios que le concediera un hijo, y su súplica fue respondida. El gobernador de Sham le escribió esta historia al sultán del imperio otomano de aquel entonces, y el sultán Abdul Hamid nombró a Seyyed Ibrahim como el guardián del mausoleo.
Esta historia parece haber sucedido en el año 1280 de la hégira, es decir 1200 años después del martirio de la honorable Ruqayyah (P).