La traición de Kufa
En la mezquita de Kufa se habían congregado gran número de hombres a la hora de la oración de magreb. Afuera de la mezquita un enviado del Califa Iazid leía una proclama en voz bien alta y clara para que todos pudiesen escucharla.
“Deben saber la gente de Kufa que Obeidullah, hijo de Ziad, es el nuevo gobernador de la ciudad bajo las órdenes del Califa Iazid.. El ha visto con desagrado que el pueblo de Kufa haya dado la bienvenida a Muslim hijo de Aquil que ha venido como emisario de Husein hijo de Ali, quien ha negado dar fidelidad al Califa. Por la presente proclama se informa a todos los ciudadanos de Kufa que cualquier persona que se asocie con Muslim ibn Aquil, será considerada rebelde en contra del Califa y por ello será decapitada igualmente que su familia y su propiedad será confiscada".
Muslim, que estaba dirigiendo la oración en la mezquita pudo oír la proclama y vio, al finalizar la oración, como en un momento la mezquita se vaciaba y como, todos esos que hasta ahora habían dado su apoyo a Imam Husein le daban ahora la espalda.
Solo Hani ibn Orwah, que daba hospedaje a Muslim y a sus dos hijos adolescentes, se quedó a su lado para ofrecerse como correo y avisar a Imam Husein que cambiase el rumbo de su viaje. Sin pérdida de tiempo, Ibn Orwah se dirigió a su casa y montando a los dos jóvenes hijos de Muslim en su mejor caballo los mandó que saliesen de la ciudad, pues corrían peligro de muerte. Pocos minutos después rodearon la casa las tropas del gobernador que lo hicieron prisionero, decapitándole unas horas más tarde.
Con el corazón dolorido por la traición y la cobardía de los musulmanes de Kufa, Muslim salió a la oscuridad de la noche no teniendo donde ir. Los soldados a caballo patrullaban las calles ya casi desérticas y todos los caminos estaban fuertemente vigilados. Muslim se refugió en el portal de una casa, cuando la señora de la misma, al verle, le invitó a entrar y se ofreció esconderle, por amor a la familia del Profeta. Pero el hijo de esta anciana, al enterarse de su presencia en la casa, tentado por la suma de dinero que ofrecían por su cabeza, sin perder tiempo corrió a la casa del gobernador a delatarle.
Muslim fue arrestado y conducido ante Obeidullah quien ordenó hacerle mil y una torturas públicamente, antes de decapitarlo y tirar su cuerpo desde lo alto de un edificio. Un testigo de todos estos hechos partió a la mañana siguiente al encuentro del Imam Husein, explicándole con detalle lo ocurrido y rogándole volviese a Medina y salvase su vida, a lo que Husein contestó:
“Seguiré adelante para encontrarme con mi destino y cumplir así con el propósito de mi vida. Mi muerte está llamándome".