El Último Profeta y el Hombre Universal 2
Es difícil para una persona que no es musulmana entender el significado religioso del Profeta (BPD) y su papel como el prototipo de la vida religiosa y espiritual, especialmente si uno viene de la experiencia cristiana. Comparado en realidad a Cristo o a Buda, la carrera terrenal del Profeta (BPD) con frecuencia parece demasiado humano y compenetrado con las vicisitudes de la actividad social, económica y política para servir como un modelo de la vida espiritual. Eso es porque mucha gente que escribe hoy día de los grandes guías espirituales de la humanidad, que no son capaces de entender e interpretarlo favorablemente. Es más fácil ver el resplandor de Cristo o aún de los santos medievales, cristiano o musulmán, que el del Profeta; aunque el Profeta (BPD) es el santo supremo del Islam sin quien no habría habido ninguna santidad en lo absoluto.
La razón para esta dificultad, es esa naturaleza espiritual del Profeta (BPD) que está cubierta en su humanidad y su función de su pureza espiritual que está escondida en sus obligaciones como el guía de los hombres y el líder de la comunidad. Fue la función del Profeta (BPD), no solo un guía espiritual, sino ta mbién el organizador de un nuevo orden social con todas las funciones que eso implica; y precisamente este aspecto de su ser que cubre su dimensión espiritual pura ante los ojos extranjeros. Las personas de afuera han entendido su genialidad política, su poder de oratoria, su gran arte de gobernar; pero pocos han entendido como él pudo ser el guía religioso y espiritual de los hombres y como su vida pudo ser emulada por aquellos que aspiran a la santidad. Esto particularmente es la verdad en el mundo moderno en el que la religión está separada de los otros dominios de la vida y la mayoría de los hombres modernos, apenas imaginan como un ser espiritual ta mbién puede estar sumergido en la más intensa actividad política y social.