El Profeta Mahoma (Muhammad) (PB); Su nacimiento, su infancia y adolescencia
Las oscuras nubes de la ignorancia se habían abatido sobre Arabia. La iniquidad y maldad generalizadas, las guerras sangrientas, el incremento del saqueo y la matanza de las hijas mujeres, habían extinguido casi por completo las cualidades morales de ese pueblo. La sociedad árabe estaba pasando por el período más oscuro y triste de su historia.
Pero justamente en ese momento surgió una estrella de esperanza que iluminó ese oscuro am biente, y fue el nacimiento de quien sería el Sello de la Profecía: Muhammad (B.P.). Este acontecimiento marca un hito notable, un punto de inflexión en la decadencia de un pueblo sumido por entonces en la ignorancia. Al cabo de pocos años esa estrella se convertiría en un sol que iluminaría todo el mundo instaurando las bases de una civilización y cultura justas para todo el orbe.
LA INFANCIA DE LOS GRANDES
Todos los capítulos de la vida de los grandes hombres merecen un estudio cuidadoso, pues la personalidad de estos seres elegidos por la Voluntad divina se muestra milagrosa, incluso en el período temprano de la infancia. La Torah y el Sagrado Corán relatan el nacimiento de Moisés (P.): “Ya te habíamos agraciado (Moisés) una vez, cuando inspiramos a tu madre lo que le fue inspirado: “Ponle (a tu hijo) en una arquilla y échale en el Nilo., para que este la lleve a la orilla, donde lo recogerá un enemigo mío, que es (ta mbién) suyo; porque ya les infundiré amor hacia ti, y para que sea criado bajo mi tutela. Cuando tu hermana iba diciendo: ¿Queréis que os indique a quien se encargará de el? Entonces te restituimos a tu madre para que se consolase y no se apenara. “(20:37 a 40)
Como cuenta la historia, cientos de recién nacidos varones fueron asesinados en el intento de acabar con Moisés (P.). Pero la voluntad de Dios era que él viviese, y no sólo no lograron dañarlo sino que el Poder divino hizo que quien se empecinaba más en asesinarlo (el faraón de Egipto) le brindara protección en su propia casa sin sospechar nada.
El período de embarazo de la madre de Jesús (P.), su nacimiento y su crianza, son todavía más asombrosos. “y menciona a María (¡Oh Mensajero!) en el Libro, cuando se retiró de su familia hacia un lugar oriental (de su casa). Y colocó una cortina para ocultarse de ellas, y le enviamos nuestro Espíritu que se le aparecía, personificando a un hombre perfecto. Dijole: ‘¡Por cierto que me amparo de ti en el Graciabilísimo, si eres temeroso (de Dios)! Le respondió: ‘Tan sólo soy el mensajero de tu Señor, encargado de agraciarte con un hijo inmaculado. Dijole: ¿Cómo podría tener un hijo cuando ningún hambre me ha tocado, y jamás fui adúltera?’ Le dijo: ‘¡Así será! Dijo tu Señor: ‘¡Eso me es fácil!, y haremos de él un milagro para los hombres y será una prueba de nuestra misericordia’. Y fue una orden irrevocable.” (19:16 a 21)
Los seguidores del Corán, la Torah y el Evangelio, cuando sostienen como verdadero lo relatado por la primera Escritura acerca de estos Profetas, no pueden dudar de la veracidad de la historia del Profeta Muhammad (B. P.), sobre los hechos extraordinarios de su nacimiento e infancia.