EFECTOS INDIVIDUALES DEL AYUNO
Fortalecimiento de la resistencia y la paciencia:
La paciencia es una de las virtudes morales y humanas que mucho se ha enfatizado en su obtención, puesto que el místico que se dirige hacia la cercanía de Dios contando con este bueno atributo es que puede enfrentar los altibajos, las dificultades, las desgracias y parecidos a estos y alcanzar su propósito.
Uno de los senderos para llegar a este poder espiritual y virtud humana, es el ayuno. En base a las narraciones que heredamos de los Inmaculados Imames (a.s.), el vocablo “صبر"(paciencia) en la generosa aleya:
«وَ اسْتَعينُوا بِالصَّبْرِ وَ الصَّلاةِ»
_“Buscad ayuda en la paciencia (ayuno) y en la oración”, fue interpretado como “ayuno”._
En realidad uno de los más importantes efectos del ayuno es este mismo efecto espiritual de la paciencia en el alma y el espíritu del ayunante, puesto que el ayuno al alistar las limitaciones temporales ante el hambre y la sed, así como ante otros asuntos, le otorga resistencia, tolerancia y poder para enfrentarse con los sucesos difíciles en los tiempos prolongados, y ya que controla los instintos rebeldes rocía al alma del ser humano de luz y alegría.
Cómo buscar la cercanía a Dios
Con el fin de alcanzar la cercanía a Dios, un creyente usa varios medios; algunos de estos incluyen:
Leer y entender el Sagrado Corán
Recordar a Dios a través de la súplica y la oración
Buscar el perdón
Buscando la cercanía a Dios
El objetivo final del viaje de un creyente es acercarse a Dios, tener una posición con Él que sea especial, es la meta querida y la esperanza de todos aquellos que aman a Dios. La vida en este mundo es un viaje hacia esa meta. Cada acción llevada a cabo, cada hecho realizado es un paso hacia esa dirección. A los seres humanos se las ha otorgado la vida en este mundo, como una oportunidad de lograr la complacencia de Dios, servirlo y adorarlo a Él y lograr la cercanía a Él.
El Sagrado Corán habla sobre los creyentes que disfrutan una posición especial con Dios:
“Ciertamente los creyentes han triunfado y se han salvado. Aquellos que en su oración están atentos y sumisos. Aquellos que se apartan de lo superficial”. .
“En verdad, los creyentes son aquellos que, se menciona a Dios, sus corazones se estremecen y cuando les son recitados Sus versículos éstos les incrementan su fe, y que confían en su Señor”. .
El siguiente Hádiz Qudsi muestra que tan cerca puede estar la relación entre Dios y el ser humano. Dice Dios:
Cuando descubro que una persona me recuerda con frecuencia, cuidaré sus asuntos, me convertiré en su compañía, hablaré con él y seré su amigo íntimo. Cuando se que mi siervo con frecuencia está dedicado a Mi remembranza, haré que desee rezarme y adorarme. Cuando Mi siervo es tal, le impediría cualquier irregularidad cuando decida por ella. Esos son Mis amigos verdaderos. Si intento destruir la tierra y castigar a los hombres, precederé la destrucción y el castigo por su causa.
Ser agradecido con el Todopoderoso
Solo como el ayuno nos enseña a simpatizar con el pobre y el necesitado, ta mbién nos enseña a ser agradecidos por todas las bendiciones que disfrutamos del Todopoderoso. Los alimentos y las bebidas saludables abundantes disponibles son grandes bendiciones de Dios, ya que las tenemos cada día, no nos damos cuenta de su importancia; pero cuando somos forzados a restringirnos a nosotros mismos mientras ayunamos, entendemos la importancia de tener suficiente que comer y satisfacer los retortijones del hambre.
El Sagrado Corán dice:
“… ¡Quien es agradecido lo es para su propio beneficio y quien sea desagradecido (sepa) que mi Señor es rico en Sí mismo, no necesita de nadie y es generoso”! .
“Así pues, adora a Dios y se de los agradecidos”. .
Los siguientes hádices ta mbién hablan sobre la importancia del ser agradecido:
Dijo el Imam ‘Ali (P): La primera de tus obligaciones a Dios es agradecer Sus favores y buscar Su complacencia.
Dijo el Imam Ÿa’far as-Sadiq (P): Cada respiración que haces requiere de un agradecimiento, de hecho mil agradecimientos y más.
Dijo el Imam Hasan al-Askari (P): Nadie conoce un favor excepto aquel que agradece y nadie agradece un favor excepto aquel que sabe.
Ayudar a otros
Es la obligación de aquellos que son afortunados en términos de riqueza material, ayudar a los menos afortunados en diferentes partes del mundo. Esto puede ser hecho al enviar ayuda a varias organizaciones de caridad que cuidan las necesidades de los pobres en países como en la India, Iraq y otros.
Existen muchos versículos coránicos que llaman para gastar dinero para la causa de Dios:
“Aquellos que gastan su riqueza en la senda de Dios son semejantes a una semilla que produce siete espigas, en cada una de las cuales hay cien granos. Así incrementa Dios los bienes de quien Él quiere. La bondad de Dios todo lo alcanza, Él todo lo sabe. Quienes gastan su riqueza en la senda de Dios sin, a continuación, hacer alarde de lo que han gastado ni ofender, tendrán su recompensa junto a su Señor y no tendrán temor ni estarán tristes”. .
Dios explica que el dinero que gastamos en Su causa, será doblada y multiplicada para nosotros, y que esto será rentable para nosotros tanto en este mundo como en el Más Allá. Sin embargo, la única condición que Dios pone para lograr de esta recompensa, es que el benefactor no debe recordar a aquellos que reciben el apoyo de su beneficio.
El Corán exhorta a la gente a los actos de caridad y lo hace atractivo a los creyentes al describir la caridad como un préstamo considerable. Dios dice: “¿Quién hará a Dios un préstamo generoso? Dios se lo devolverá multiplicado. Dios es quien da la estrechez y el desahogo y a Él regresaréis”. .
Dios muestra extrema amabilidad al hacer de la caridad un tipo de préstamo considerable pagado a Él. Es el necesitado el que pide los préstamos, mientras que Dios, a quien pertenece el dominio de los cielos y de la tierra, y lo que está entre ellos, no está en necesidad de un préstamo de Sus criaturas; pero el modo de expresión es ponerla de esta forma, principalmente para atraer a los creyentes a participar de la caridad, así aseguran los medios para que el pobre obtenga lo que necesite, y para que los más afortunados consigan la complacencia de Dios. El beneficio de este préstamo regresa a los mismos seres humanos, y disfrutan de los frutos de ello en este mundo así como en el Más Allá. Tal es la misericordia de Dios.
l Corán ta mbién describe el gastar dinero en la causa de Dios como un comercio lucrativo que beneficia a su propietario en el Día de la Resurrección:
“¡Oh Creyentes! ¿Queréis que os indique un negocio que os salve de un castigo doloroso? ¡Tener fe en Dios y en Su Mensajero y combatir por la causa de Dios con vuestros bienes y vuestras almas! ¡Eso es mejor para vosotros! ¡Si supierais…!” .
Muchos hádices ta mbién hablan sobre el beneficio de ayudar a otros:
El Bendito Profeta (BPD) dijo: La caridad aleja a los dadores, del calor de la tumba y el Día del Juicio, el creyente estará en la sombra de su caridad.
El Bendito Profeta (BPD) dijo: Dios sonríe a la persona que extiende su mano para dar caridad, y a quien Dios le sonríe se le perdona.
El Bendito Profeta (BPD) dijo: Guárdense ustedes mismos del fuego (a través de la caridad) aún si en una fecha, porque seguramente Dios lo levantará (causa que crezca), al igual que uno de ustedes levanta su potrillo… hasta que se convierte tan grande como una gran montaña.
Un punto importante a recordar, es que la riqueza que disfruta el ser humano en realidad pertenece a Dios. El Corán continuamente trae la atención de los hombres al hecho de que la riqueza es únicamente de Dios, y que el hombre no es más que un representante de Dios para supervisarla; consecuentemente, el hombre no debe desobedecer a Dios respecto a la confianza puesta a su cargo. Dios es el Dueño de los cielos y de la tierra: “¡A Dios pertenece el reino de los cielos y de la tierra y Dios tiene poder sobre todas las cosas!” . “¡Oh gentes! ¡Recordad las mercedes que Dios ha tenido con vosotros! ¿Hay en la creación, aparte de Dios, quien os provea de lo que hay en los cielos y en la tierra? No hay más Dios que Él. ¿Cómo, pues, os desviáis?” .
Se le solicita a la gente a gastar la riqueza que Dios les ha conferido a ellos, en aquellos que no tienen. El hecho es que la riqueza no es de ellos, sino que solo actúan como representantes que han sido asignados por Dios para administrarla: “… repartid de lo que Él os ha dado como sucesores…” y gasten algo (en caridad) fuera de la riqueza que les hemos conferido en ustedes, antes de la muerte deben venir cualquiera de ustedes y decir, “… ¡Señor mío! Si solamente me dieses un pequeño plazo, daría limosna y sería de los rectos”. .