Una de las virtudes de la honorable señora Fátima (P) fue su devoción y obediencia a Dios. Se ha narrado, que ella cuando comenzaba a rezar, se olvidaba de todo y realizaba su oración con una atención cordial sin pensar en nada ni en nadie más que Dios.
En las fuentes islámicas existen muchas narraciones que mencionan como Fátima (P) se dedicaba a la adoración a Dios. El Imam Sadiq (P) ha narrado un hadiz del Imam Hassan donde dijo:
Mi madre durante las noches de los jueves hasta la madrugada del viernes permanecía adorando en el Mihrab, con sus manos en posición de súplica, orando por los hombres y mujeres creyentes.” Un día le dije a ella; ¡Madre! ¿Por qué no se queda haciendo súplicas para usted misma, así como lo hace para los demás?” Ella respondió: “¡Hijo mío! El prójimo está primero, luego la gente de la casa.”[Saduq, Ilal al-Sharaye, 1385 H, tomo 1, página 182.]
Se ha narrado que un día, Salman Farsi vio a Fátima (P) recitando el Corán, mientras que el molino manual giraba solo. Él fue ante el Profeta (PBD) y le contó lo que había visto y el Profeta le dijo: “Dios envió a Gabriel para que girase el molino para Fátima (P).”
Fátima (P) solía ir a visitar las tumbas de Hamza y otros mártires de Uhud, y veces la gente la escuchaba llorando y hablando con Dios