Un día lluvioso en el Santuario Sagrado de la honorable Fátima Masuma (s.a)
Del Imam Yawad (P):
“Quien visita la tumba de mi tía, la señora Fátima Ma’suma (P) en Qom, con el amor y el conocimiento de su verdadera posición, será uno de los habitantes del Paraíso.”
Kamil al-Ziarat, pág. 536, hadiz: 827
La fórmula del éxito y la felicidad

Del Imam Yá’far Al-Sádiq (P):
1. Busqué el Paraíso, y lo encontré en la generosidad.
2. Busqué la salud y el bienestar, y los encontré en el retiro y recogimiento.
3. Busqué que pesase la balanza , y lo encontré en testimoniar que no hay más divinidad que Dios y que Muhammad es el Mensajero de Dios.»
4. Busqué apresurar mi entrada al Paraíso, y lo encontré en el trabajo sincero para Dios Altísimo.
5. Busqué el amor a la muerte, y entonces lo encontré en donar los bienes para satisfacción de Dios y en el camino de Dios.
6. Busqué la dulzura de la adoración, y la encontré en el abandono del pecado.
7. Busqué ser blando de corazón, y lo encontré en el hambre y la sed .
8. Busqué la luz del corazón, y la encontré en la reflexión y el llanto.
9. Busqué atravesar con facilidad la puente , y lo encontré en la limosna y la caridad.
10. Busqué la luz del rostro, y la encontré en la oración de la noche.
11. Busqué la virtud del yihad, y la encontré en la manutención de la familia.
12. Busqué la amistad con Dios el Altísimo, y la encontré en la enemistad con los pecadores.
13. Busqué el señorío y la grandeza, y los encontré en buscar el bien para los siervos de Dios.
14. Busqué la serenidad del corazón, y la encontré en la pequeñez de mi riqueza.
15. Busqué las obras valiosas, y las encontré en la paciencia.
16. Busqué el honor y la gloria, y los encontré en la ciencia y el estudio.
17. Busqué la adoración, y la encontré en la templanza.
18. Busqué la calma, y la encontré en la devoción.
19. Busqué la superioridad y la grandeza, y las encontré en la humildad.
20. Busqué la honra, y la encontré en la sinceridad.
21. Busqué la humildad, y la encontré en el ayuno.
22. Busqué la riqueza, y la encontré en la conformidad.
23. Busqué el compañerismo y la hermandad, y las encontré en la lectura del Corán.
24. Busqué la compañía y el diálogo con la gente, y las encontré en la complacencia.
25. Y busqué la satisfacción de Dios, y la encontré en la bondad hacia los padres.
Fuente
Mustadrak Al-Wasâ’il, T 12, P 173-174
LA ADORACIÓN DE ZAINAB (s.a)

La honorable señora Zainab (s.a) pasaba todas las noches rezando y adorando a Dios y nunca dejó de realizar la oración de la medianoche.
Incluso después del suceso de Ashurâ, en la noche décima y decimoprimera del mes de Muharram ella realizó la oración de la medianoche.
Fátima la hija de Husain (P) dice: “En la noche de Ashura, mi tía Zainab adoró a Dios y rezó durante toda la noche mientras las gotas de las lágrimas caían de sus ojos” [1]
La relación entre la señora Zainab (P) y Dios fue tan íntima que el Imam Husain (P) le dijo en el día de Ashurâ: “Hermana mía, no me olvides en tus oraciones de la medianoche” [2]
[1]Sadeqi Ardestani, Ahmad, pág. 106
[2] Zabihul-lah Mahal-lati, Raiahinu Shari’at, tomo 3, pág. 62
Imam ‘Ali (P):Infancia y período en Meca
El Imam ‘Ali (P) nació el 13 de Rayab, doce años antes del comienzo de la revelación del mensaje del Islam al noble Profeta (BP), en el interior de la Kaaba. Sólo tenía seis años cuando una terrible crisis económica sacudió la ciudad del Quraish y Abu Talib, el padre del Imam, fue duramente afectado. Por una parte, tenía una familia numerosa y su situación social le exigía que su casa estuviese abierta a todos los necesitados y los huéspedes de paso. Es entonces cuando Muhammad (BP) y su tío Al-Abbas (respectivamente sobrino y hermano de Abu Talib) fueron a verlo y le propusieron ayudarle tomando a su cargo dos de sus hijos: Muhammad (BP) se encargó de ‘Ali (P) y Al-Abbas de Yáfar.
A la edad de seis años, ‘Ali fue educado por Muhammad (BP). En el sermón de al-Qasi’a, el Imam describió la forma en que se hicieron cargo de él: «Conocéis mi posición respecto al Mensajero de Allah (BP), mi proximidad a él, mi estatus particular. Me cogía en sus rodillas cuando yo era aún pequeño, me abrazaba, me arropaba en su cama, tocaba su cuerpo, respiraba su perfume, masticaba el alimento antes de dármelo para tragar, nunca me vio mentir, ni obrar de manera tonta… Yo lo seguía como una cría de camello sigue a su madre, cada día me hacía descubrir un nuevo aspecto de su carácter y me ordenaba tomarlo como ejemplo».( Nahy al-Balagha, sermon al -Qasi’a.)
Fue así como el Mensajero de Allah (BP) cuidó de su educación, inculcándole las cualidades morales necesarias, formándolo en una vida espiritual elevada. ‘Ali fue el único en seguir al Mensajero (BP) en su retiro en Hira’. El Imam dijo: «Yo oía el grito de Shaitán cuando la revelación descendió sobre el Mensajero (BP), dije: ¡Oh Mensajero de Allah! ¿Qué es lo que grita?» él (BP) respondió: «Es Shaitán que desespera. Tu oyes lo que yo oigo, ves lo que yo veo, pero tú no eres profeta, tú eres ministro, y estás en la verdad».
Cuando el Profeta (BP) recibió la revelación y su misión, se lo comunicó a Jadiya, su esposa y a ‘Ali. No lo invitó al Islam porque ya estaba en él pues nunca formó parte de los yahilin. Le informó de su misión y ‘Ali simplemente le dijo que creía en ella con toda certeza. Comenzó entonces a recibir del Profeta (BP) las enseñanzas del Islam, a ejecutarlas y a materializarlas. A medida que se transmitía la revelación aprendía los detalles de los juicios y las responsabilidades que debía asumir. Cuando se ordenó al Mensajero de Allah (BP) advertir y transmitir el mensaje a sus próximos, fue ‘Ali el encargado de invitar a los miembros del clan a una comida. Invitó a cuarenta hombres del clan de los Banu ‘Abdul-Muttalib y después de la comida, el Mensajero (BP) anunció la revelación. Dijo: «¡Oh hijos de ‘Abdul Muttalib! no conozco a ningún hombre de entre los árabes que haya traído para su pueblo nada mejor que lo que yo os he traído. Os traigo lo bueno de esta vida y de la otra y Allah me ha ordenado llamaros hacia Él. ¿Quién de entre vosotros quiere convertirse en mi hermano, mi regente y mi sucesor?» Abu Lahab le amenazó mientras que Abu Talib lo acogió favorablemente diciendo: «Haz lo que se te ha ordenado, y te protegeré». El mensajero (BP) hizo la pregunta una segunda y una tercera vez, pero nadie le respondió. ‘Ali se levantó y dijo: «¡Yo seré tu apoyo, oh Profeta de Allah!» El Mensajero se volvió hacia él y le dijo: «Siéntate, tú eres mi hermano, mi legatario, mi ministro y mi sucesor»(Hadiz relatado por al-Baihaqi, az-Za’labi, at-Tabari, Ibn al-Athir, Ibn Hanbal, an-Nisa’i…).
Después de la muerte de Abu Talib, los ataques de los Quraishitas contra el Mensajero (BP) y sus seguidores se aumentaron. El Mensajero (BP) tuvo que pasar por la prueba de la muerte de su esposa Jadiya en el momento en que los quraishitas mostraban más oposición. Habían decidido matar al Profeta (BP), pero el ángel Gabriel le previno del plan que habían hurdido contra él y le dijo que emigrara. Fue entonces cuando ‘Ali, para proteger la marcha del Profeta (BP), se acostó en su lugar, dejando creer a los quraishitas que habían venido para ejecutarle, que el Mensajero aún se encontraba ahí. No fue sino hasta la mañana que se descubrió la trampa que les habían tendido, pero el Profeta (BP) ya estaba muy lejos. Antes de acompañar a la familia del Profeta (BP) a Medina ‘Ali fue el encargado de repartir entre los interesados los bienes en depósito.
La ciudad de Medina pasaba por un período de construcción y de guerras defensivas para la comunidad musulmana. ‘Ali participó en numerosas batallas. En el curso de la de Al-Ahzab, se presentó voluntario para desafiar a ‘Amru que estuvo a punto de entrar en Medina. Emprendió una lucha a duelo y salió vencedor. El Mensajero (BP) declaró entonces: «Esta es la mejor acción de mi comunidad hasta el día de la Resurrección».
En Jaibar, el Mensajero (BP) confió la dirección del ataque a ‘Ali, después de decir: «Daré el estandarte a un hombre que ama a Allah y a Su Mensajero y que es amado por Allah y por su Mensajero» (Hadiz relatado por Abu Huraira e Ibn al-Abbas).
Participó en todas las batallas del Islam salvo en la de Tabuk, cuando el Profeta (BP) se lo requirió, prefiriendo confiarle la dirección de Medina durante su ausencia.
La persona vanidosa tiene muchos enemigos
La juiciosa mente de un hombre sabio es la custodia más segura de los secretos. Un semblante agradable y transparente consigue más amigos. La paciencia y contención disimulará muchos defectos.
Se ha dicho que este Hazrat ‘Ali (P) ta mbién dijo: Preguntar es el medio para cubrir los defectos. La persona vanidosa tiene muchos enemigos.
Dicho 6, Nahyul Balagha