¿Qué significa mantener las relaciones familiares?
Mantener las relaciones familiares se refiere a cultivar y preservar las conexiones afectivas y los lazos entre los miembros de una familia, y dedicar tiempo y esfuerzo para fortalecer la comunicación, la comprensión y el apoyo mutuo con los parientes y cercanos.
Mantener las relaciones familiares generalmente se realiza a través de una comunicación, ya sea a través de un mensaje, una visita, o una llamada telefónica. Pero a veces es para proveer la vida de los padres y los parientes necesitados, y es por lo tanto que el Islam considera la mantención de los familiares cercanos como un deber obligatorio para el hombre. Está prohibido en el Islam cortar las relaciones familiares, aunque haya problemas y desacuerdos entre las personas. Así como ta mbién es obligatorio para los parientes cercanos comunicarse, visitarse, y participar en las reuniones familiares en la medida habitual y razonable, especialmente en ocasiones especiales, como los días festivos, las bodas, o los funerales.
Según las narraciones islámicas, es obligatorio para los creyentes mantener las relaciones familiares con todos los parientes, no solo con los parientes cercanos. Esto significa que la persona, además de visitar y comunicarse continuamente con sus padres, y hermanos, de vez en cuando debe visitar y comunicarse ta mbién con sus tíos, sobrinos, y los parientes lejanos.
El difunto Naraqi dice a este respecto: “Está prohibido cortar las relaciones familiares con todas las personas que tienen vínculo sanguíneo contigo. Esto significa que no debes molestarlos con palabras y hechos, y si ellos tienen dificultades y problemas en la vida, no debes negarte a ayudarlos".
Por lo tanto, todos los parientes consanguíneos, incluyendo hermanos, padres, abuelos, sobrinos, tíos, primos, hijos, y nietos, se consideran parientes.
Es de hacer notar que aunque la persona no debe cortar las relaciones con sus parientes, pero al mismo tiempo debe considerar las leyes islámicas con respecto a los parientes Mahrams y no-Mahrams. Por ejemplo, los primos del sexo opuesto se consideran no-Mahrams, y por lo tanto, deben observar los códigos de castidad y el Hiyab entre sí, y no deben exceder los límites islámicos en las reuniones familiares.
virtudes La honorable señora Zainab (la paz sea con ella)
La honorable señora Zainab (la paz sea con ella) se encuentra entre las mujeres más virtuosas del mundo, poseía gran dignidad, poder de razonamiento, firmeza de corazón, elocuencia de lenguaje y elocuencia de habla, y todo esto se manifiesta en sus discursos en Kufa y Sham, contra Yazid e Ibn Ziyad, hasta el punto de que ellos trataron de silenciarla utilizando malas palabras, y el lenguaje de la burla y la maldición, que son las armas de las personas incapaces de razonar.
Ella es como Jadiya (la paz sea con ella) en dignidad y carácter, en modestia y castidad, como su madre Fátima (la paz sea con ella) en el habla y elocuencia, como su padre Ali (la paz sea con él) en gentileza y paciencia, como su hermano Hasan (P) y era como su hermano Husain (P) en coraje y valentía.
La honorable señora Zainab (la paz sea con ella) era superior a su hermana Umm Kulzum tanto en términos de edad como de posición y virtud, y se puede decir que después de su madre Fátima (P) y su abuela Jadiya (P), ella era la mujer más honorable y virtuosa del Islam. Sus palabras significativas y sus elocuentes sermones durante su viaje a Karbala, Kufa, Sham, así como su paciencia y sumisión ante la voluntad de Dios son la mejor prueba de esta afirmación.
Ella fue criada en la familia de la Revelación Divina. Ella siempre tomaba la iniciativa en saludar a las mujeres y a los familiares cercanos. Aunque su esposo, Abdullah Ibn Ya’far era una de las personas nobles y ricas de Medina y tenía sirvientes en casa; Pero Zainab (la paz sea con ella) solía ayudarlos en las tareas del hogar y les preguntaba sobre su condición para que si tenían algún problema, ella los resolviera.
Un día, la honorable señora Zainab (la paz sea con ella) estaba sentada en presencia de sus dos hermanos Hassan y Husain (la paz sea con ellos). Ellos estaban hablando de algunos de los dichos del Mensajero de Dios (PBD). En ese momento, la honorable señora Zainab (la paz sea con ella) dijo puntos interesantes y hermosos siguiendo las palabras de sus hermanos. Después de terminar los comentarios y explicaciones de la honorable señora Zainab (la paz sea con ella), el Imam Hassan (la paz sea con él) le dijo a su hermana:
“Tú eres verdaderamente del árbol de la profecía y de la casa de la Revelación Divina".
La honorable señora Zainab (la paz sea con ella) era heredera de las virtudes de una familia cuyo enemigo Yazid decía de ellos: “Estos han heredado la elocuencia y el conocimiento de su abuelo, el Profeta (PBD)”.
Al igual que su madre Fátima (la paz sea con ella), Zainab (P) realizaba la oración al inicio de su tiempo y fue muy cuidadosa a este respecto. Durante la oración dejaba todo su trabajo y estaba tan absorta en la oración y la adoración que era como si no estuviera en este mundo y estuviera buscando al único Dios. La honorable señora Zainab (P) nunca abandonó sus oraciones nocturnas durante su vida; Es especialmente famoso que durante el cautiverio en el camino a Kufa y Sham, ella no olvidó realizar la oración de la medianoche. Sin embargo, en la noche después de Ashura, debido a las graves dificultades que había sufrido, la realizó en forma sentada. El Imam Sayyad (la paz sea con él) dice a este respecto:
“Aquella noche vi a mi tía Zainab (la paz sea con ella), rezando en forma sentada".
El Imam Husain (la paz sea con él) creía tanto en la pureza y la devoción de Zainab (la paz sea con ella) que cuando se despidió de ella por última vez, le pidió a su hermana que no lo olvidara en la oración de la noche.
Apodos de la honorable señora Zainab (la paz sea con ella)
La honorable señora Zainab (la paz sea con ella) tiene muchos apodos, entre ellos:
Aqila Bani Hashem: (la sabia dama de Bani Hashem).
Naebatu al-Zahra (P): (Representante de la honorable señora Zahra);
Naebatu al-Husain (P): (Representante del Imam Husain);
Alimah ghaira Mu’al-lamah: (Sabia sin maestro;
Al-Sadiqah al-Suqra
Heroína de Karbalá;
Amina Allah: Fideicomisaria de Dios);
Umm al-Mas’ab” (la dama que sufrió mucho). Ella había sufrido la tragedia del fallecimiento de su abuelo, el Profeta de Dios PBD), la tragedia del martirio de su madre Zahra (la paz sea con ella), el martirio de su padre Ali (la paz sea con él) y la tragedia del martirio y el sufrimiento de su hermano Hassan (la paz sea con él) y fue testigo de la gran tragedia del martirio de su hermano Husain (la paz sea con él) desde el principio hasta al final y fue llevada como cautiva de Karbala.
La importancia de la belleza en el Islam
En el Islam la belleza es un asunto importante. El principio de la tendencia a la belleza es algo innato en el ser humano. Pero la tendencia a la belleza, en cierto modo se distingue del modernismo y la moda. El modernismo es un tema más común. El maquillaje y la ropa suelen atraer al ser humano, especialmente a los jóvenes porque se inclinan hacia la belleza y quieren estar guapos. Muchas veces hemos escuchado la frase que dice: “Dios es bello y le gusta que sus siervos lo sean.” Entre los libros de la tradición islámica encontramos muchas frases sobre arreglarse. En el libro Nikah, hay un debate detallado al respecto que subraya la obligación de los esposos para arreglarse. Algunos, en contra de la verdad piensan que según la tradición islámica los hombres deben rapar su cabeza. Según las leyes islámicas, es mejor que los jóvenes tengan pelo y no se lo rapen. En la tradición islámica hay una frase que dice: “el pelo bello es una de las virtudes divinas por lo cual debemos cuidarlo.” Otra tradición relata, que el noble Profeta del Islam (PB) antes de salir a visitar a sus amigos se miraba en un recipiente con agua y se arreglaba. En aquel entonces, el espejo no era un objeto tan común y tan accesible y la sociedad de Medina en que vivía el Profeta (PB) era pobre, por lo que el Profeta (PB) utilizaba un recipiente con agua en vez de espejo, lo cual muestra que estar arreglado y vestido con una buena ropa, así como la inclinación hacia la belleza, son adecuados en las leyes islámicas y que solamente en el caso de que sean utilizados para provocar conflictos, corrupciones y ostentaciones pecaminosas se consideran malos y dañinos.
Un ejército inigualable
El Enviado de Dios (B.P.) acostumbraba, cuando tomaba algún distrito, asumir la responsabilidad de las cuestiones políticas y religiosas de la zona mientras se encontrara allí. Al momento de abandonar el lugar confería su autoridad a diferentes personalidades. Eso se hacía necesario pues los habitantes de esos lugares sólo conocían el antiguo sistema en que habían vivido, basado en la idolatría, y desconocían las características del Islam. Como sabemos, el Islam conforma un sistema político, social, moral y religioso a la vez, cuyas leyes emanan todas de la fuente cristalina del mensaje. Por eso, para enseñar a esos pueblos (recién ingresados en el ámbito del Islam) los principios islámicos y cómo llevarlos a la práctica, se hacía necesario designar como autoridades a personas hábiles e instruidas, que pudieran presentar las ideas islámicas con inteligencia ásí como implementar con habilidad su política. Cuando el Profeta (B.P.) decidió abandonar la Meca para dirigirse a los territorios habitados por los clanes de Hawazan y Zaqif nombró a Ma‘ad Ibn Yabal, maestro de religión, para enseñar y orientar a los que allí quedaban. El gobierno, la administración de la ciudad y la dirección de la oración los encomendó a Uttab Ibn Usaid, un musulmán competente. A su regresó y tras permanecer durante quince días en la ciudad de la Meca, el Profeta (B.P.) debió prepararse para emprender una nueva misión.
En aquellos días el enviado de Dios contaba con 12.000 combatientes. 10000 de ellos vinieron con él desde Medina y participaron en la conquista de la Meca. Los 2.000 restantes eran los jóvenes quraishitas recientemente islamizados bajo el liderazgo de Abu Sufián. El ejército era tan grande que no tenía precedente entre los árabes; realmente inigualable. Pero precisamente su gran número constituyó el factor de su fracaso en la primera etapa de la batalla de Hunain ya que, contrariamente a los combates librados anteriormente, los musulmanes se habían enorgullecido de su número, olvidando las tácticas militares.
En cierto momento Abu Bakr hechó una mirada hacia las filas y dijo: “No fracasaremos, nuestros soldados superan varias veces el número de nuestros rivales”. No obstante él no tuvo en cuenta que el principal factor del triunfo en el combate no es tener un elevado número de hombres, y que incluso ese detalle es insignificante si lo colocamos frente a la causal verdadera. Esto nos lo señala el Sagrado Corán cuando dice: “Por cierto que Dios os habria secundado en muchos campos de batalla, lo mismo que el día de Hunain, cuando os ufanabais de vuestra mayoria, que de nada os sirvió, y que la tierra con toda su amplitud os pareció estrecha para emprender la fuga”. (9:25)