El primer peregrino de Arbain del Imam Husain (P), fue Yabir ibn Abdullah al-Ansari en el año 680
De retorno a Siria, cuando las mujeres y los niños del Imam Husain llegaron a Irak, le pidieron al guía de la caravana que los llevara a Kerbala.
Cuando llegaron al lugar del martirio de Imam Husain y sus compañeros, vieron a Yabir Ibn Abdullah Al-Ansari y un grupo de Bani Hashim así como a un miembro de la familia del mensajero de Dios, que habían ido a visitar la tumba de Imam Husain.
Llegaron allí, todos al mismo tiempo. Con lágrimas en los ojos, muy tristes y afligidos, organizaron la ceremonia de luto por el Imam Husain. Las mujeres de esta región ta mbién se unieron a ellos. Así se organizaron unos días de duelo en un am biente lleno de dolor y emoción.
Assalamu Alayka Ya Aba Abdullah al Husain
Los niños iraquíes, demuestran su felicidad a los peregrinos del Arbain
Ellos invitan a los caminantes peregrinos del Arbain a que pasen en sus hogares para ofrecerles todos los servicios gratuito por amor al Imam Husain (P)
Vamos a Nayaf
Oh Husain… cumple nuestros deseos… Danos permiso para hacer ziyarah en Nayaf y luego en Karbala
La Paz sea contigo, ¡oh Aba Abdul·lah
La Paz sea contigo, ¡oh Aba Abdul·lah! y sobre las almas que se han situado en tu explanada. De mi parte, que contigo sea la Paz de Dios eternamente, en tanto yo permanezca y permanezcan la noche y el día. Que Dios no disponga que ésta sea la última vez que proceda a visitarte
Ya Husain
Si llenarán mis manos de oro y plata a cambio de ti jamás lo aceptaría… Eres el más valioso que todos los tesoros de este mundo,
Eres la voz de la justicia, el brillo de los creyentes, el joven de los jóvenes del paraíso, el hijo de la gran dama Fátima, el nieto de el mensajero de Dios Muhammad, y el valiente caballero que dejó su padre Ali (P).
«𝘕𝘰 𝘦𝘴 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘩á𝘣𝘪𝘵𝘰 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘰𝘳, 𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦, 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘯𝘻𝘢 𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘯𝘰𝘴 𝘨𝘰𝘣𝘪𝘦𝘳𝘯𝘦𝘯 (𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘱𝘳𝘦𝘴𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘨𝘯𝘰𝘴)…»
Tu legado a este mundo es que jamás aceptaremos la deshonra y jamás viviremos bajo la sombra de la indignidad