El carácter del Imam Baqir (P)
Se cuenta que un hombre de Siria que vivía en Medina iba constantemente a la casa del Imam para soltarle todo su odio: “…en el mundo no hay nadie que más aborrezca que a tí y no hay nadie con quien yo sea enemigo fuera de tí y tu familia. Siendo tu enemigo obedezco las órdenes de Dios, de su Enviado y del Emir de los Creyentes y si visito tu casa es porque eres hombre elocuente".
A pesar de lo que decía, el Imam era paciente con él y le hablaba con afecto. No pasó mucho tiempo que el hombre sirio enfermó y viendo la muerte cerca perdió las esperanzas de vivir, entonces, testamentó que en caso de que muriese el Imam Baqir llevase a cabo la oración del difunto para él.
Llegó la media noche y sus familiares lo encontraron muerto, muy temprano uno de sus familiares fue a la mezquita en busca del Imam, éste ya había realizado su oración del alba y estaba sentado recitando súplicas y ruegos como era su costumbre después de que terminaba la oración.
- El hombre sirio nos ha abandonado y su último deseo fue que usted realice la oración del difunto para él. - dijo el hombre.
- El no ha muerto… Esperen hasta que yo venga. -contestó el Imam.
Se levantó y tomó nuevamente la ablución y realizó una oración de dos ciclos (rakats), entonces levantó sus manos al cielo y suplicó, después se postró y colocó su frente sobre la tierra y permaneció en esta posición hasta que salió el sol, que fue cuando se dirigió a casa del sirio y se sentó en la cabecera de su cama, lo llamó y él respondió. Después el Imam lo ayudó a que se sentase y colocó un almohadón en su espalda y le dio algo de beber diciéndole a sus familiares “denle de comer comidas frías” y se retiró.
No transcurrió mucho tiempo que el sirio se curó y vino a ver al Imam.
-Atestiguo que tú eres la prueba de Dios para los hombres…, dijo solo verle.
El quinto Imam, Hazrat Imam Muhammad Baqir (P)
Imam Abu Ya’far, Baqir al-’Ulum, nuestro quinto Imam, el día viernes primero del mes de Rayab del año 57 de la Hégira, en la ciudad de Medina abrió sus ojos al mundo. Lo nombraron Muhammad y apodaron Abu Ya’far y titularon con Baqir al ‘Ulum que significa “analizador erudito de la Ciencia.".
El Imam Baqir, tanto por parte de padre como de madre, tenía parentesco con el Mensajero de Dios (BP) y Hazrat Alí y Fátima Zahra (P), ya que su padre fue el Imam Zain al-Abidín hijo de Imam Husein (P) y su madre fue Umm Abdullah, hija del Imam Hasan Mujtaba (P).
Todos conocían la magnificencia del Imam Baqir (P) y tanto los Hashimitas, Alawitas como los Fatimitas lo consideraban su único heredero y lo llamaban hashimí, alawi y fatimí.
Es muy conocido un dicho del Profeta (BP) en el que le dice a su compañero Yabir Ibn Abdullah Anzari: “Yabir, tu tendrás una larga vida y verás a mi hijo Muhammad ibn Ali ibn Husein ibn Ali ibn Abitalib que su nombre será Baqir; salúdalo de mi parte
El significado lingüístico de Wahî
Ibn Mandzûr en su obra “Lisân Al-‘Arab” dice: “Wahî significa señal, escritura, mensaje, inspiración y palabra oculta, y cualquier cosa que se comunica a otro. La expresión “wahâ ilaîhi wa awhâ” significa: “Le habló de una forma oculta de los demás”.
El conocido lexicólogo del siglo IV, Ibn Fâris dice: “Cualquier asunto que se haga entender a otro, de cualquier forma que sea, es llamado wahî”.
Entonces el vocablo “wahî” abarca las diferentes formas de comunicación, tales como: las señas, la voz, el sueño, la inspiración, los susurros y hacer conocer a través de la escritura. Algunos han mencionado las características de ser “oculta” y “rápida” dentro del significado de “wahî”. Los árabes, a una muerte repentina le llaman “muerte wahî”. Esta característica, que en un principio no existía, posiblemente surgió a través del uso entre los árabes, es decir, utilizando el calificativo “rápido”; en algunos casos se le ha agregado otra característica, es decir: “el ser oculto”, ya que generalmente una indicación rápida es ocultada a una tercera persona.
De todas formas, aunque no se puede negar la utilización de este término para una serie de comunicaciones rápidas y ocultas, tampoco debe aceptarse esta característica en todas las utilizaciones, ya que existen casos, incluso en el uso coránico, en los que no existe ninguna de estas dos características mencionadas (rapidez y ocultación).
¡Por cierto que lo revelamos (el Corán) en la noche del Decreto!
«¡Por cierto que lo revelamos (el Corán) en la noche del Decreto!»
Sabemos que Muhammad (BP), a la edad de los cuarenta (610 o 611d.C.) fue elegido como Profeta en la Ciudad de La Meca.
Ta mbién sabemos que el comienzo de la Misión Profética o “Bi‘zah” fue acompañado con el descenso de unas aleyas de la bendita Sura Al-‘Alaq, en la cueva de “Hirâ”, y en este asunto concuerdan todos los musulmanes. Sin embargo, referente a la fecha que sucedió el acontecimiento de la Misión Profética, existen diversas opiniones. Esta misma discrepancia provocó la diferencia en el momento en el que descendió el Corán.
Los Shiítas sostienen que la Misión Profética se llevó a cabo en un día 27 del mes de Raÿab, y se respaldan con diferentes dichos y narraciones llegadas de la Inmaculada Familia del Profeta (P). Ya que, quienes son la “gente de la casa profética”, en lo concerniente a ella, están mejor informados que cualquier otro, del tiempo en que el Profeta (BP) fue elegido como tal. Ellos son más aptos para determinar el momento y lugar de esta designación. A continuación mencionamos algunos de los dichos relacionados a este tema:
1. El Shaîj At-Tûsî, en su obra “Amâlî” relata un dicho de Imâm As-Sâdîq (P) que dice:
“El día 27 de Raÿab, el Enviado de Dios fue elegido como Profeta; quien ayune en ese día recibirá la misma recompensa que recibe aquél que ayuna sesenta meses”.
2. Imâm Al-Kâdzim (P) dijo:
“En un día 27 de Raÿab Dios eligió como profeta a Muhammad, que es una misericordia para el Universo. Aquél que ayune en ese día Dios lo recompensará con el ayuno de sesenta meses”.
3. Está registrado de Imâm As-Sâdiq (P):
“No abandones el ayuno del 27 de Raÿab, ya que es el día en que la profecía ha sido descendida a Muhammad, y su recompensa es igual a la de sesenta meses de ayuno”.
Existen otras narraciones con el mismo contenido.
Los sabios de la escuela Sunnah que aseguran que la Misión Profética se llevó a cabo en el mes de Ramadân, fundan su teoría en las aleyas de las Suras Al-Baqarah, Ad-Dujân y Al-Qadr, y declaran: “En todo el Corán no existe referencia a que la Misión Profética haya sucedido en el mes de Raÿab. En cambio, el significado expreso y claro de las aleyas afirma que el Corán fue revelado en el mes de Ramadân (Shahru Ramadânal·ladhî unzila fîhil Qur’ân…), en la noche bendita (laîlatin mubârakah…) que es la misma noche del “Qadr” o del Decreto: «Lo revelamos en la noche del Decreto» (anzalnâhu fi laîlatil Qadr…). Ya que el comienzo de la Misión Profética tuvo lugar en el mismo momento que el descenso del Corán, por lo tanto tuvo lugar en el mes de Ramadân”.
En respuesta a este argumento debemos afirmar que:
Primero: Las tres aleyas únicamente se refieren al momento del descenso del Corán y omiten el lugar de su descenso, y no puede ser deducido de ninguna de las aleyas mencionadas el que este descenso haya sido el mismo que fue realizado en la cueva de Hirâ.
Segundo: Aparentemente la aleya 185 de la Sura Al-Baqarah (2) y la aleya 1 de la Sûra Al-Qadr (97), se refieren al descenso de todo el Corán en el mes de Ramadân y en la noche del Decreto.
LA RECIEN NACIDA DE LA REVELACION
El día viernes, 20 de Yamadiuz Zani, cinco años después de que el Profeta fuera designado como tal, bajo el cielo del Hiyaz, en los declives de las rocosas montañas de La Meca, frente al panorama de la Ka’ba, en la Casa de la Revelación, en el sitio que el Profeta iluminaba cuando recitaba versículos del Corán, en la casa que los ángeles conocían muy bien y frecuentaban, en la casa donde la voz celestial del Profeta, cuando oraba mañana y tarde, vinculaba su suelo al cielo, en la casa que fuera esperanza de los huérfanos, en el lugar al que se abocaban los desamparados, en el refugio de los desterrados, en la casa del Profeta y de Jadiyah, nació una bella niña… la hija de Muhammad.
La manifestación de la pureza, la humanidad hecha mujer, la igual de Alí (P), la Señora de las mujeres del universo, Fátima, llegó a este mundo. La casa del Enviado de Dios (BP) fue la institución de amor y cariño. En aquellos días, cuando el Profeta atravesaba las dificultades propias de su lucha por salvar a los hombres, como una brisa suave, acariciaba los agotados semblantes de sus padres y minimizaba el dolor de los días más penosos del Mensaje.
¡Qué hermoso que una niña fuera tan valorada! De la cual dijera el Enviado de Dios: “Es mi alma… Cuando anhelo oler el perfume del paraíso me acerco a Fátima".
Esto no es nada extraño tratándose de Fátima, ya que ella conforma el grupo al cual Dios hace referencia y elogia en el Sagrado Corán, cuando dice:
«ALLAH SOLO QUIERE ALEJAR DE VOSOTROS LA IMPUREZA, ¡OH GENTE DE LA CASA (PROFETICA)!, Y PURIFICAROS DE SOBREMANERA »
(Sura Al- Ahzab, 33:33)
Fátima es la síntesis del Santo Profeta del Islam, su brillante vida es merecedora de toda alabanza celestial. Fue escogida por Dios entre todas las mujeres. Es quien con su firmeza afirmó el valor de la mujer. Sólo su existencia es el mejor testigo de que la mujer es capaz de volar a la cima espiritual que alcanzan los hombres.